Son las 2 am y estamos en el aeropuerto. Luego de ver las series de tevé, y un poco del festival, la puerta suena y aparece Dn Carlos a las una y media de la mañana, con dos plantas ( que parecen acelgas) y varios tarritos de plásticos. La planta es un regalo para que nos vayamos a Conce con una plantita de Ruibarbo, típico de la zona, de tallo largo y gran hoja, usado para distintas preparaciones como mermeladas, jugos, tragos, kuchenes , entre otros. Los tarritos de plástico resultan ser potes de mermelada de ruibarbo, cortesía de Dn Carlos, para que no nos olvidemos de el.
A las una y media dejamos la ciudad en direccion al aeropuerto. La gente duerme, no hay boche, no hay viento, siquiera frio. La nostalgia en el rostro es evidente, nadie quiere dejar la ciudad. Maldita sea el que inventó esa trillada frase "lo bueno dura muy poco".
3:35am y el avión despega. A mi lado, el papá. Al lado de mi papa, el tremendo guachón.
6:35 am. Aterrizaje en el aeropuerto Arturo Merino Benítez.
Después de 1 hora y media de espera, (porque el Julio nos abandonó habiéndole pagado con anterioridad, el taxista amigo, se hizo el loco y nos dejó, asi nomas en el aeropuerto.), llegamos al depto de la abuelita Cristi.
Estamos en Santi, y la verdad es que fue un viaje precioso. Se sabe que viajar por placer siempre es lindo, y siempre se pasa bien, pero particularmente éste me encanto.
Quiero volver. Quiero tener mi hostel y mi restaurant. Quiero trabajar como mesera en algún restaurant gourmet de la ciudad. Quiero hacer la práctica en la Corporación de esta ciudad. Quiero tomar café holandés todas las tardes despues de la pega. Quiero volver y hacer el treaking por las Torres del Paine, y cruzar el Estrecho de Magallánes, y tomar cerveza Austral, y visitar Ushuaia, y caminar 12 horas hasta Cabo Froward, y conocer Porvenir.
Sólo se me ocurre decir, ¡ Viva Magallanes, viva Punta Arenas y gracias por todo!
Buenas Tardes mis estimados.
En isla Magdalena.
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