lunes, 18 de junio de 2012

Pochi

Mis primeros recuerdos de ella se remontan a cuando vivíamos en aquella casa en Quillota. Por aquellos años, jugábamos atari, tontéabamos con la Chepa (la pastor alemán que teníamos), y corríamos por toda la parcela. El problema venia a la hora de la tarde cuando ella queria ver Candy, y yo quería ver Los Supercampeones (juro que amaba a Andy Jhonnson).

Con el paso de los años, las cosas innevitablemente cambiaron: yo emigré a la big city que era Conce junto a mis papas, y los tatas y la Pochi se trasladaron a la gloriosa y fome (lo siento, pero es cierto!) ciudad de San Felipe. Adiós Quillota, lugar que me albergó desde el año de vida y hasta los 4 años y medio. Adiós querida Chacra Lourdes, como cariñosamente llamábamos a la parcela. Nunca más volví a Quillota.

Los veranos en San Felipe eran de lujo: 2 meses enteros sin los papás asándonos de calor (para los que me conocen saben que si algo que detesto de Conce es su clima, en especial la lluvia y la humedad, ahhh!!); viajándo los finde semana a Quintero, Viña, Loncura, Valpo, Mendoza, Stgo y demases; piscina en la casa de los tatas; clases de natacion en el club social!; noches de pijama en el depto de los primos; regaloneos con la abuelita Lucía, conversaciones eternas con mi prima mayor (la Pauli, conocida en los mundos suburbanos como "Pulina"), la genial amistad que surgió con mi tata Guillermo (quien hoy mas que mi abuelo, es mi amigo). En fin, no hago justicia si enumero algunas cosas de aquellos veranos, sólo concluyo que eran y serán los mejores veranos de mi vida.

Dentro de todo esto, las peleas con la Pochi eran pan de cada día...Que entró a mi pieza, que la maría paz me sacó mi cassette, que el francisco me está molestando, que los niños me estan golpeando la puerta, que no me dejan espacio en la piscina....Uhhhh! ave maría, pobre abuelita que día a día tenia que soportar nuestras peleas con la Pochi. Y era cuático, piensen que éramos los cuatro primos (Pauli, yo, Guille y Francisco) contra la Pochi. Pobre abuelita y pobre Pochi.
Inolvidables aquellas "operaciones" en que con la pauli, grabábamos a la pochi cuando hablaba sola, o le mandábamos cartas de parte de sus "novios", o cuando Francisco y Guille se escondían en el clóset y cuando llegaba la Pochi la asustában. Pfff y las veces en que la acusamos por comerse todos los chocolates???, o por comprarse dulces para ella nomás y a nosotros no???, o cuando no nos prestaba el nintendo, ni la tele, ni el game boy y la acusabamos por egoísta???, o cuando le apagábamos la luz cuando estaba en el baño???
Pendejos de mierda, cabros chicos estúpidos. Si, asi éramos los cuatro primos durante muuuchos veranos. Bullyng con todo. Molestar a la Pochi simplemente por el gusto de molestar.

A mí la verdad es que nadie me dijo que la Pochi era diferente. Nadie. Ni mi mamá (que era su hermana mayor), ni mi abuelita, nadie. Pero era diferente. Yo siempre me dí cuenta que era diferente. Por como hablaba, por como caminaba, por como pensaba. 

Aunque, saben cual era su mayor diferencia con nosotros???? La mayor diferencia era que le tenía miedo al agua!!!
Fuera de eso, era tan igual como nosotros.

Siempre escuché que el parto de la Pochi fue muy complicado, que la abuelita casi se murió (de hecho le dió un paro y además se pegó la Hepatitis C o B, una de esas weas), que tenían mucha diferencia de edad con mi mamá (16 años mayor es mi mamá).

Pero nadie nos dijo dijo que la Pochi era diferente.
¿Importaba en algo que la Pochi fuera Síndrome de Down?
Para nosotros nada. Eramos 4 primos que los veranos nos íbamos a la playa con la pochi, jugábamos a la escondida con ella, nintendo con ella, veíamos las peliculas con ella. Lo mejor??? jugar cartas con la Pochi!!! Oye, espérate que la Pochi aprendió a jugar póker antes que nosotros! De verdad, y era seca. Siempre nos dejaba sin plata (jugábamos con los billetes del monopoly)
 Y los shows para los cumpleaños??? shhhh la Pochi era pero brillante, todo una showomman. Imitaba a la Miryam Hernández (por años su ídola) y mataba esta galla.

Ustedes podrán pensar, si en algún momento dejamos de ser tan pesotes con la Pochi. La respuesta es que sí, obvio, cuando uno crece y es un poco menos pendejo y ya no encuentra tan gracioso meterse en el clóset y asustar, o mandar cartas sin nombre. Cuando uno se pega la cachá, se le cae la teja de que no debes reírte del otro, sino con el otro. Todo cambio. Y les aseguro que cambia para mejor.

Yyy...evidentemente los veranos se hicieron más entretes. Osea, ahora es mi Tía Pochi con la que voy a vitrinear, con la que vamos a Isla de Pascua, mi tía Pochi viajera por el mundo, que hace shows en la casa (y nosotros  somos sus productores, mánagers y DJ´s). Ahora es la pochi con la que tu conversas de todo, con la que te ríes, cuenta chistes, te habla de sus sueños, de que le gusta bailar, de que quiere volver a sus clases de natación, de que le dió miedo la operación a la espalda, de que le encantó Isla de Pascua, de que bailó con uno de los minos más MINOS RICOS Y GUACHONES que en la vida he visto (un bailarín en Rapa Nui, que la sacó a bailar causando la envidiaaaa de todas las turistas babosas por el pascuense).

Que tontos fuimos que durante años en vez de jugar más con ella, la molestábamos. Si era uno de nosotros!!! Hacia falta algo más??? corria, saltaba, jugaba. Se necesita algo más cuando tienes 7 años?? No.

Pero saben?, yo creo que nadie nos explicó bien el porque la Pochi era diferente, porque precisamente es todo lo contrario. No es diferente, no hay diferencia , es una más de nuestra manada, una mas del grupo. La única diferencia con nostros, es que le tiene miedo al agua. Y no hay más.
Y esa es la gracia, ¿que tanto si físicamente se ve distinta a uno? ¿si habla un poco diferente? ¿si no te habla de todos los temas? Pfff, es casi una virtud! no te da la paja de hablar weas de política, ni de los movimientos estudiantiles, ni de los paros , ni de la educació gratuita y de calidad (con todo respeto, ustedes saben que yo sí estoy a favor de todo lo anterior). Conversar con ella es abstraerte del mundo, ver lo bueno, ver lo bello. Ver lo minúsculamente hermoso. Y eso, mis estimados, vale más que cualquier debate presidencial.

En fin, esa es la Pochi. Mi tía Pochi. O María Elisa para los que no la conocen ("Me llamo Elisa, Pochi sólo me dicen mis sobrinos").
Pochi. La bailarina. La doble no oficial de Miryam Hernández. La que no mete la cabeza al agua en una piscina. La que le gustan los dulcecitos. La que duerme siesta después de la novela. La que nadie daba un peso por que aguantaría las caminatas en Rapa Nui , y fue capaz de escalar por unas rocas. La que estuvo de cumpleaños el jueves pasado y se fue de shopping con su "mananita mayor". La que encanta y se deja encantar. 

Pochi, mi tía.

Para ella va dedicado este artículo.

Buenas noches mis estimados, y abríguense que el clima está de temer.