miércoles, 1 de mayo de 2013

A tí te digo tata.-

Hace 1 mes y 1 día que falleció mi tata. Si, mi tata Guillermo al que más de una vez mencioné en este blog, al que más de una vez le dediqué algún artículo en este blog, al que más de una vez mencioné en una conversación...
Falleció, se fué.

La verdad es que tenía muchas ganas de escribir como una forma de desahogo, de terapia (soy fiel creyente que a las penas se las maneja mejor cuando escribes sobre ellas), escribir todo lo que había ocurrido en ese difícil mes de marzo, en el que con mi mamá nos fuimos a San Felipe a acompañar a mi abuelita y ayudarla en los cuidados del tata. Pero no sabía como expresar mis sentimientos. De alguna manera, siento que me arrancaron un poquito de corazón. Es que era mi abuelo y mi amigo...

No tengo rabia. No tengo enojo. Cómo podría tenerlo? El tata murió después de una larga lucha contra la diabetes, estaba (como síuticamente dijo el Doctor "en la etapa final de su enfermedad"). No había mucho que hacer. De heho, en el parte del médico decía que su muerte se debía a "una falla multisistémica".

Tengo pena.

Tengo una pena profunda porque sé que no podré hablar más con el, no podre reírme mas, no le podré contar mis secretillos, no saldré más a tomar café al Tavelli al lado del Teatro Municipal, no lo acompañaré más a la oficina en Santiago, no me arrojaré más en su cama con la única intención de molestarlo, no me reiré más de sus chistes y sus reclamos, de sus quejas contra la "insulina", contra el hecho de que no podia comer todo lo que quería..
Hay tantas, tantas, tantas anécdotas. Tantas historias, momentos, lecciones y conversaciones que el tata nos dió. A mí, a mis primos, y en general a cuqlquiera quien acudía a él. Porque pucha que era popularsh el viejo oye, si hasta en su funeral se lo dijeron xD. Y tan coqueto también!

Las últimas semanas de su vida, fueron muy fuertes. Mucho estrés, mucho cansancio y mucha pena. Las que estuvimos todos los días junto con la abuelita veíamos como el tata se iba apagando, se iba muriendo...

Con mi prima, conversabamos todas las noches sobre el tata...ambas estabamos super estresadas, y ante cualquier cosa, estallabamos en llanto. A mí me dió una alergia nerviosa en la oreja, y a la Pochi le vino una alergia pero terrible en todo el cuerpo. Con la Pauli estabamos muertas de cansada, y nos preguntábamos porque estabamos ahi. Bueno, la respuesta era obvia: estábamos ahí por el tata. Al mismo tiempo, decíamos que por alguna razón debíamos estar ahí. Será porque éramos las nietas mas grandes, porque nuestros hermanos no podían viajar a  san felipe, pero concluíamos que en el fondo de nuestro corazón, queríamos estar ahí. Por muy largo que fuera el día a día, por muy terrible que fuera ver al tata tan mal, tan deteriorado.

Si ustedes me preguntan qué fue lo más difícil de todo, yo creo que fue el hecho de la despedida. Y con despedida, me refiero a decirle al tata que se muriera. Despedirme de el significó decirle "tata, tranquilo, nosotros estamos bien y estaremos bien. Descanse tata, tiene que estar en paz, cálmese, usted fue un buen padre, un buen esposo y un gran gran abuelo"  
Decirle a alguien a quien tu amas tanto, que se muera, que puede irse en paz, que se deje llevar...es lejos las palabras mas tristes y dolorosas que me ha tocado decir.
Mi mamá decía en esos momentos, que no podíamos ser egoístas, y que de verdad, aunque dolía más que la chucha, debíamos dejar partir al tata. Por la simple razón, de que el acá estaba sufriendo.

El ultimo día que vi al tata, había pasado una muy mala noche. Lo tenían conectado a ventilación porque ya sus pulmones no daban más. Eran las dos de la tarde del sábado 30 de marzo y partía de vuelta a Conce. Ese día mi tata me dijo unas palabras que nunca logré entender, pero que mi abuela y mi hermano escucharon. El tata me habló y me dijo algo que horas después ocurrió. Pero nunca lo escuché, porque siempre tenía el impulso de acostarme a su lado o de apoyar mi cabeza en su brazo o en su pecho.

Ese día, me despedí del tata y no lo vi nunca mas. Ese día, como todos los días, me tiró un beso y yo le sonreí.

Ese día, estuvo nublado en San Felipe.
Ese día, mi tata Guillermo murió.

A tí te digo tata que fuiste el mejor de los mejores. Que fuiste y que serás una inspiración para mi.
A tí te digo tata, gracias por los viajes, por las vacaciones, por lo veranos eternos en San Felipe, por siempre ser un viejo buena onda, choro y cómplice de tus nietos.
A ti te digo tata, que cada vez que me suba al metro, me acordaré esa vez que te atoraste en la puerta de salida y que quedaste bastante aturdido. Que cada vez que me tome un vodka con naranja recordaré cuando me decías "tome, acá tienes esta platita para que te tomes los "con naranja"
 A tí te digo tata, que la casa no será la misma sin ti. Que tu alegría, tu sabiduría, tu humor negro, tu amistad la llevaré por siempre.

A tí te digo tata, que eres un ejemplo de alguien que amaba lo que hacía, que trabajó hasta que su cuerpo resistió. El amor por el trabajo que tu profesabas es algo que siempre admiraremos.
A tí te digo tata, que aun cuando no te veré, siempre estarás entre nosotros.

A tí te digo tata, gracias por no delatarme un par de veces en aquellos asuntitos que tu sabes.

A tí te digo tata, lo siento por sacarte pica con la comida, los chocolates o los pastelitos cuando tú no podías comer. Y lamento no haber cumplido la promesa de darte un vasito de vino cuando te estuvieras muriendo, como tú nos habías pedido años atras  ("cuando me esté muriendo, me tienen que dar un vasito de vino y algo rico, aunque tu abuela se enoje"). Sorry tata, pero había mucha gente en el hospital como para hacerla piola.

A tí te digo tata, que te extraño y que te recuerdo.

A tí te digo tata, que te quiero... Y me alegro que tú lo supieras.

Buenas noches estimados.-